Tienes la mejor bola, Toni.
I
Toda bola es una reproducción a escala
de la redondez mundial.
Bateada a gran velocidad
es la bifurcación
de sacarle las tripas a un pájaro,
el vuelo espectacular de un jardinero central
o la atrapada sin manopla de un abuelo
adicto a los cigarros texanos.
II
“Hay que saber atraparlas”
le dijo el abuelo a Toni,
regalándole la esférica
en su décimo cumpleaños.
“Hay métodos para jugar con los sentidos”
decía el abuelo,
que en todos los partidos de local
bajaba a beber
con su amigo, el intendente de la cancha.
La velocidad de la vida
es proporcional a la fuerza que lleva una bola
y a la forma de tomar el bate.
La semana de la atrapada fue decisiva.
El abuelo fue encontrado cerca del estadio.
Fue atropellado por la estrella del equipo.
En la bitácora forense 02235 se registró:
un dedo espuma
y dos cajetillas de texanos.
III
Todo lance depende de su ángulo,
eso lo aprendió Toni
repartiendo periódicos
en las mañanas.
Por las tardes llegaba al campo
de vidrios rotos
junto a las vías del tren.
Siempre elegía a Jorge,
un latino gordo de ojos verdes
amante de los Dodgers,
quien bateaba rectas y elevadas.
Su mayor tesoro era una gorra
autografiada por Sandy Koufax.
“Tienes la mejor bola, Toni”
le decía siempre
que hacia un home run.
Toda bola es un mundo
que rota a gran velocidad
siguiendo una elipse,
un pedazo de corcho cubierto
con cuero de cerdo
que esconde
enigmas y pecados.
La bola de Toni y Jorge
tomó otro rumbo
cuando la redonda
destrozó
la ventana de la anciana
mas engreída del suburbio.
IV
Cuando tienes
un turno al bate
la redondez del mundo
se deforma
y la conspiración entre el hit
y el strike sale a flote;
Dios y el diablo
son pitcher y cátcher,
turnándose con risas,
usando manoplas de carne humana,
impidiendo que llegues a primera base.
Toni creció,
salió del nido
y optó por dedicarse
al negocio de los relojes japoneses
a prueba de agua.
Perdió sus bienes,
su hipoteca y dos esposas.
Su único tesoro era un maverick plata del 76.
Toda curva es una rebelión.
Cuerpo y mente se fusionan
para cambiar la dirección de un lance.
“Nunca te fíes de una curva”
es la frase que recordó
Toni justo antes de estrellarse
con un tráiler.
En la bitácora forense 03522 se registra:
un reloj japonés y dos cajetillas de texanos.
Agustín Villalpando nació en León en 1991.
Imagen: Raymond Pettibon