Sinestesia de vaqueros
De camino a Roanoke
Se me aparece, como en un sueño,
un caballo pinto detenido en el tiempo
Estaba completamente inmóvil
y parecía mirar al futuro
Yo viajaba al norte y el miraba al sur
Sólo lo vi por unos segundos
que me parecieron horas
La bestia era un celaje
o quizá una alucinación
Parecía sacada
de las películas de indios y vaqueros
que Papá (siempre dueño de su silencio)
miraba en la tele
mientras fumaba cigarro tras cigarro
De repente tengo cuatro o cinco años
la soga se me enreda en las botas vaqueras
(Las que siempre me niego a quitarme)
y caigo de frente en la grama
un potro me arrastra por toda
la finca de Asomante
La boca me sabe a hierba y a sangre
El cielo azul entonces se hace verde
Y el pasto verde entonces se hace azul
giro una y otra vez
una y otra vez
otra vez
giro
hero
giro
El caballo pinto desaparece del retrovisor
que ganas horribles me dan
de leer a Leopoldo María Panero
o de ver una peli de Clint Eastwood
con el volumen en off
Quizá ya nada de esto importe
porque una vez más
soy el último jinete
cabalgando la cicatriz del fracaso
en la infinita llanura
que al igual que este poema
no nos lleva a ninguna parte
ni siquiera a la muerte
Ángel Díaz Miranda (Aibonito, 1977) es Profesor Asociado de la Universidad de Hollins en Virginia y es especialista en literatura mexicana y chilena. Se ganó el 2ndo lugar del Premio Nacional Guajana de poesía novel en 2014 (Puerto Rico, 2015). Publicará dos libros proximamente: Catálogo de inconsistencias (Instituto de Cultura Puertorriqueña, 2020) y Libreta de la Habana (Arte Poética Press, 2021). Varios de sus poemas fueron publicados en DiariodeCuba.com recientemente. Es aficionado del boxeo.
Imagen: Minor White