Brenda Ríos. Orden del día

 

Orden del día

 

Los hombres que quise se llevaron todo.

El dinero, los libros, lo que yo era.

Con la cuenta vacía, la casa vacía, los ojos vacíos

regresé y cerré la puerta.

No había modo de salir.

 

Grité por días pero no hubo nadie.

Me doblé del agotamiento.

El cielo cambió de color y ahí estaba yo

olvidando quién fui

recordando quién fui

todo a la vez en extrema confusión.

 

Qué difíciles tiempos para ser una,

para hacerse, para contarse, para darse.

Qué terribles días para sanar

y enfermar de nuevo

el ardor, la fiebre, la palabra dar.

 

Había un muchacho en la piscina,

era hermoso.

Entraba al agua y el mundo quedaba suspendido

no podía dejar de verlo

puro músculo, piel tensa, casi podía tocarlo con los ojos

las perlas del agua lo cubrían

como un collar extra grande, perlas transparentes,

parecía que una mujer le había llorado encima

con lentitud y pereza, lánguidas lágrimas

un traje traslúcido que servía para no

hundirse.

Él era agua bebiendo el agua de la piscina,

él era fuerza

y yo, a dos carriles de él,

me sometía.

Mis pies estaban pegados al azulejo

del fondo

mis ojos querían amarlo

entrar en él

verlo dormir

pero recordé quién era yo

noté quién era él

y mi casa vacía se hizo presente.

 

Yo era la casa sin muebles,

él era la abundancia, las uvas, el pan, el queso, la miel, la mantequilla,

nada quedó para mí

 

pues los hombres que quise y quise mucho,

se llevaron todo.

Mi casa sufrió un incendio.

Yo soy las cenizas.

 

 

 

Brenda Ríos (Acapulco, Gro). Becaria de la primera generación de la Fundación para las Letras Mexicanas, FONCA Jóvenes Creadores, Residencias Artísticas, PECDAG. Editora, escritora y traductora. Sus libros pueden ser descargados de manera libre en cuadronegroediciones.org. Obtuvo el Premio Nacional de Poesía Ignacio Manuel Altamirano.

 

 

 

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