La Indiferencia Gris de los Icebergs
un mundo destinado a caer por la borda
sólo repite el infinito de un sol
que nace cada vez que el suelo vibra
por la faz que golpea
la luz
electriza la tela de los nervios
y el tiempo dobla
como un pedazo de chatarra caliente
un relámpago oxidado
traza en él
el hueco de los convalecientes
quienes echan a andar las naves
que estrellan ahí
donde buscan
vacas tristes/ en los pastizales
montañas, sin raíces, enormes
cadáveres de ovejas
que saltan de lado a lado
la música regresa
al mismo punto del que parte,
o simplemente, en un barranco
revientan todas sus trompetas
ahí
cuando el rostro prensa en borbotones,
se tiene la muerte
cuando abre una cruz púrpura
la sequedad del pecho, se tiene la muerte
cuando los miserables pelean con navajas rabiosas
contra los enfermos, se tiene la muerte
y cuando las llamas
sofocan el trigo
como la sangre tersa
que riega cuando hierve,
la única forma de salvar un cuerpo
de su muerte por otro/
es quemando lo vivo
dentro
y donde cada frontera
es un ducto que todo lo llaga
la única forma de salvar un cuerpo
de su muerte es quemándolo
vivo
al incendiar los barcos
que surcan la indiferencia gris
de los icebergs