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Desayuno parlamentario
Mercadería alten Schule
Alten Kontinent
Sobre nosotros
apuntan ya utópicos
soldados
Browning sólido
Creo en ti
con la precesión del trompo
Tripié flexible
Base tetraedrozoide
Creo en ti
A través de lo invisible
como a través del canal
del destino
Mis enemigos caerán
Creo firmemente en ti
“Guerra Guerra”
Paz para guerra
Tu bélico acento
Clarín de la paz
Guerra sin tregua
Pendulen blasones
Hagan el pago
Cantar guerra
Cantar olvido
Cantar pobreza
Canta
No llores
Un canto a la muerte
Cantando ceniza
Metronomía inglesa
Cifra inglesa de fusil
Madre Patria
Muerte Imperio
Creo firmemente en ti
Tú me das fe
Seguridad y vida
Creo firmemente en
tu bicéfala
antigüedad
coronada
En tu depredación
anfibia
y aérea
Entre caballeros. Injustificadamente oriental.
Por la noche hacia su casa:
el guerrero aquél que hirió de muerte
aquella misma tarde
todavía respiraba.
Sigo aquí,
levantó la mano.
Y tras acercarse echó un ojo al agujero.
Quizá haya forma de ayudarle,
sugirió.
Y con enorme gusto se aceptó el remate.
Puede que antes hasta hubiera tiempo
de algunos golpes de humo
para morir mejor.
Pasaron horas
antes que el guerrero herido
confesara frío.
Ya no hubiera querido herirte
como te maté esta tarde.
Yo tampoco me habría muerto
sin que tuviera el gustazo.
Un apretón de manos.
Hasta nunca compañero.
La vida hubiera dado de otros frutos
si no quisiese que nos matemos
como los buenos hermanos.
Y justo cuando daba el golpe
tosió largo un perro viejo
y el guerrero que temblaba se quedó quieto.
Eduardo Martín del Campo (León, Gto., 1986). Ha publicado en revistas como Punto de Partida (UNAM), Dédalo (Guanajuato) y Balbuceo (revista para colorear), de León. Incluido en la Antología de poesía mexicana 2007, del FCE. Participante en los festivales de poesía Latinale (Berlín), en 2010 y Los límites del lenguaje (Monterrey), en 2011. Escribe y publica en blogspot.