Perfiles de hospital
*
Las terminales de la luz
impidieron que la lavadora
siguiera su curso
mi espalda fue poblada
por demonios
tenía poderes kármicos
de fondo
mi hijo practicaba en su piano
su disgusto conmigo
el jarabe rancio y
el mecanismo de la escritura
me parecieron un rebozo
Postal 28
En un sueño una vaca sostenía un hacha y me cortó la cabeza. Miré como se fue rodando por la escalera. La vaca se dispuso a pastar su propia sangre: me convertí en su manto. Me parece que no todos los acontecimientos ni los caminos de traslación son partitura de somnolencia sí; acaso, retórica amorosa.
Un día como hoy
Echada sobre la hierba iría a encontrarme y abrazarme pero me evito. Una malformación aparece en mi sonrisa para autodestruirme. Hablo poco, bailo música balcánica, tengo la voz de algo bello en descomposición. Hay un jardín seco en mi garganta, los huesos de los muertos envuelven raíces. Martillo una malla alta para que no entre su luz, sólo la lengua con toda la impotencia del mundo sigue trémula, sólo la furia está más arriba que la sangre. Siento la respiración imaginaria de los árboles golpeándose entre sí, pulmón y cuerpos rotos.
Nombres como paraguas
Ya tengo una buena excusa
para empezar a lavar los trastes.
Hablar de la muerte en un campo de cebada.
Nunca veré mi cuerpo muerto
ni nadie podrá ayudarme
porque haría falta más jabón.
Ataraxia
Parecía el cáncer más dulce de estómago.
Con el paso del tiempo
nuestra cama
fue reina de sueños hipocondríacos,
calambres en las piernas
o la imparable comezón
es lo que prefería para lamer amargura.
Había sintaxis
eso sí
a la hora de llevarme el almuerzo.
Imagen: Xosué Martínez