Galia Monzón. El alma se cura estando con niños

 

mis raíces son verdes y rojas y

sangran

arañas que muerden

como escorpiones

y que parecen

esperma aislado

o la letra veinte

 

llueven

venas

y los ojos se hunden

con la piel

como miel que nació podrida y murió

creyendo que podía ser

alguien más

 

 

El alma se cura estando con niños

 

El martes pasado, por la mañana,

mientras jugaba solo a

inventar mundos,

me topé con un hombre

viejo:

me dijo que la inercia

es inherente

a la catarsis;

me asusté

y me fui con mamá.

 

Esa misma tarde,

cuando me sentaba en las escaleras

de mi universidad,

me encontré con el mismo hombre,

ya sin canas ni arrugas:

me dijo que la lluvia

le teme a las alturas

y que el mar detesta

el movimiento;

fruncí el ceño

y seguí estudiando.

 

Aquél martes, en la noche

—alguien lloraba—,

vi otra vez al hombre:

el traje le quedaba muy grande,

tenía chocolate en el rostro,

y a su sonrisa le faltaban dientes;

se acercó a mi ataúd

y no dijo nada.

Pensé en Dostoievski.

 

 

*

 

No me importaría empezar una guerra

si los meses se levantaran en armas

y lucharan por ser días

si los segundos lanzaran bombas

para volverse horas

si los años que faltan

y los minutos que sobran

pelearan a muerte

 

entonces una guerra

tendría sentido

 

 

 

Galia Monzón (2000). Me gustan los gatos y stalkear.

 

 

 

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