Los cobardes
¿qué habrá sido de mis compañeros
después de la huida?
los cabizbajos
patea latas
pisa sombras
los que van con el rostro hacia el suelo
para no dar cara al sol
para no explicar
a miradas que piden explicaciones
por qué abandonamos el frente
y no pudimos morir
o por lo menos
encontrar las palabras
el argumento que aclare
que no es que no hayamos querido matar
por falta de conocimiento
en el mecanismo
tan simple
como decía el comandante
de una metralla
qué habrá sido de mis compañeros
al volver a casa
y decir
lastimosamente vivos
no pude hacerlo.
Atarse las aguas
huir
mar adentro
de las agujetas
un nudo
que lamentamos
por no dar muerte
la asfixia
viene al caminar
el oleaje que arrastra;
las mismas calles
cementerio de navíos;
formalidades burocráticas
donde una persona
se ahoga en el protocolo
de los buenos días
buenas tardes
sin decir
sin hacer
realmente quieto
en una existencia
con motivaciones
como ser náufrago
o tomarse el día libre porque sí
o adoptar un perro
o levantarse en armas contra el estado
o no saludar simplemente
más otras fuerzas
cada vez más lejanas
más marea en el horizonte
hacia el abismal
conjunto de olvidos
que terminamos por ser
al atarnos el calzado.
Morir es muy difícil
he deseado
fallas en los motores
del avión
el par de veces
que he viajado en uno
pero pienso
el resto de pasajeros
no tienen la culpa
turbinas de emergencia
serían activadas
morir es muy difícil
veo a mi padre
sufrir dolores
neuropáticos
todos los días
él ha deseado morir
a seguir padeciendo
lo ha dicho
aferrándose
a la sábana
muchas veces
tal vez
como diciendo
haz algo
he visto a un tío
beber
hasta perder peso
familia
dinero
trabajo
sufrir congestiones
que no lo acaban
temblar
por otro trago
morir es muy difícil
he visto a hombres
con tubos
en su existencia
alimentados
por sondas
durante años
indigentes
sobrevivir
con poco pan
y oxígeno
perros
matar el hambre
con comida rancia
de basureros
ratas
devorarse entre sí
instintivamente
la primavera
dijo Tólstoi
lo es
incluso en las ciudades
Día de pesca
Era la séptima vuelta
al mismo disco de Randy VanWarmer
la carretera devoraba al cielo
o el cielo a la carretera
aquel sol
justo por encima de todo
sin nada parecido al mar
hacia el horizonte.
mi madre cantaba en voz baja
bebía botellas de cerveza
hablaba de su familia
contradecía a mi padre
tarde para volver
a tiempo
para conseguir
las mejores sardinas
escuchaba
desde el asiento trasero
una discusión
cuando
anzuelos
cordeles
un labial rojo
bolsas de emergencia
café como una mancha estirándose
ojos
cielo
manos
vidrio fragmentado
cabello
y ese rugido
sobre el kilómetro 254
un vehículo se estampó
en la puerta del nuestro
madre
junto a mi cara
en algún momento
a incontables kilómetros por ahora
me vi con miedo ahogarme
sin recuerdos del mar.