CAMBIAMOS NUESTRO NOMBRE PARA ALIMENTARNOS DEL OTRO
ESTA ES LA FÁBULA DEL BICHO Y LA RANA
no sirvo para entretener al rey
todas las noches todas las mañanas
y la última vez que lo intentamos
le supliqué por una patita roja
pero burlándose de mi deseo
con volutas arabescas en el aire
se fue como pasajero de un avión
comercial
para mi hambre de vikingo
alimentarse es tener siempre
en la lengua un aleteo
Patricia Fong (1980). Coedita Luzzeta en Guadalajara, Jal.