Aquella noche soñó que cientos de ranas solicitaban su vida a cambio
una vecina es una antena parabólica para los deseos
oscuros de la raza ella abre la ventana y la raza
construye casas alrededor arregla los autos se pone a talar árboles y mi
vecina le pone calcas políticas a su camioneta color de oro viejo y mi vecina
se pone a sí misma los pies para no avanzar mucho por rumbos por donde
nadie se da cuenta si viene o va o llega o despega o aterriza salvo
el vecino el raro el de las cortinas roídas el muchacho el que yo
creo ser esto que yo ingenua-mente creo haber sido por momentos
Abrígate cuando tengas frío y come cuando tengas hambre
no hay nada inorgánico todo es
vulnerable no existe una línea
geométrica evidente entre tú yo mis vecinos los
criminales de guerra la línea de sucesión de los
papas los satélites el uranio nuestra historia
perdida nuestra necedad nuestro llanto
entero quedará en este punto en esta
enana blanca
Emigrarán los gansos y todo se cubrirá de fría escarcha
esta es una broma un juego de niños para reglas
perdidas enciendo una vela y luego otra no me hacen caso voy a terminar
comiéndome la cera árboles de cera el show del zoológico para los
sábados y mi maestro zen aplaude en primera fila procura
nunca dejar de reírte de nuestros problemas hoy abro
tu oído y te grito que tú que yo que
todos somos la mascota de casa comida por leones que ya no
pueden con el salario mínimo
Román Villalobos. Lagos de Moreno, 1991. Escribió Pequeña ciudad eléctrica (2016) y 1/4 del libro Pieza de paso (2015).