Thaís Espaillat Ureña. Un día vamos a saberlo todo y no nos va a gustar

 

Un día vamos a saberlo todo y no nos va a gustar

 

En un cuartico

de las oficinas de Google

en Mountain View, California

código postal 1600

Estados Unidos de América

hay un hombre

barbudo

sentado frente a una computadora

gigante

intentando saberlo todo,

saberlo todo,

con su computadora conectada

a todos los cables existentes.

Su barba

cada vez más larga,

cada vez más blanca

crece como serpiente enroscada en madriguera

una serpiente cada vez más venenosa

con todo el conocimiento

del universo

en sus colmillos

 

del universo y sus vecinos

 

la computadora gigante

y el hombre barbudo

y la serpiente venenosa

en el cuartico

en las oficinas de Google

en Mountain View, California

código postal 1600

Estados Unidos de América

el cuartico

llenándose de barba y piel muerta

y coordenadas y nombres y ecuaciones

y el hombre barbudo

y sus dedos en el teclado

en el teclado sus tentáculos

encontrando toda la información

toda la información

analizada y procesada

en los colmillos de la serpiente

 

Espera

El hombre se está ahogando

 

ahogando

con su propia cola

en el cuartico

llenándose de su cola

en el cuartico

en las oficinas de Google

en Mountain View, California

código postal 1600

Estados Unidos de América

una serpiente

antes de morir dijo:

 

Las arañas de Genghis Kan

volverán a dominar el mundo.

 

 

Creo que ya entiendo algunas cosas

A las seis de la tarde
las aves blancas

¿garzas?

de los manglares
se sientan a pensar
que quieren hacer música como Brian Eno.
Entonces llaman a Brian Eno
y le dicen:

Hola,
te tenemos una canción.
Imagina que eres un ave blanca

¿garza?

en un manglar
y la tarde se va pareciendo a un papel quemado.
Un ave blanca

¿garza?

que quiere hacer música como tú.

Entonces Brian Eno se levanta de su silla
y agarra su falda

¿garza?

punta por punta
hasta que encuentra las dos puntas que más le gustan
y dobla sus rodillas en agradecimiento
y las aves blancas

¿garzas?

cierran el teléfono.

 

 

Sería un honor poder llegar a ser abono

Perdón por la interrupción
pero me parece importante decir
que ayer en la mañana
un tractor me hizo una reverencia

O quizás no fue una reverencia
sino un movimiento de cabeza
como quien dice
“yo te entiendo”

¿Qué pensabas que pensaba
cuando me viste
del otro lado de la carretera?
Ahora mismo no te puedo responder porque no me acuerdo
pero, si te interesa,
en este momento estoy pensando
que sería bonito
quemar toda una plantación de arroz
y correr y bailar entre las llamas
y lentamente quedarme sin piel,
sin músculos,
sin huesos,
quedarme pegada al suelo-ceniza
y quizás algunos años después
amanecer dentro del tronco de algún árbol
que ojalá pudiese ser de tamarindo
y sentirme feliz
con lo simple que sería
imaginar a alguien bebiendo jugo
a la orilla de un río
mientras piensa en mi nombre.

 

 

Telegrama

 

Pequeña lista de imágenes en orden aleatorio:

 

Una fuente que se desborda

en un parque con luces naranjas,

 

una funda roja huyendo de los carros

en medio de la carretera

(nota al margen: parece un ramo de rosas),

 

un jardín que crece

en un techo rojo, al lado de una pared casi blanca,

 

una muralla morada y verde

del lado derecho, siempre del derecho,

que no deja salir al Sol,

 

unos insectos intentando besarse

en la luz de una lámpara,

 

unas manos que buscan algo

en una mesa,

 

unas alas cayendo

en el agua,

 

una mano que agarra un papel que dice:

«esto todavía me hace sentir sola.»

 

 

Mantra

 

¿Será que tendremos que dedicarnos

a quemar todo lo que no sea

abono?

 

Mi cuerpo

no será

instrumento de ninguna otra cosa

que no sea

su propia fibra

 

No voy a quemarme

ni a quedarme

ni a morir

 

Seré las cosas tibias,

seré las cosas tibias

cantaré

a la orilla de mi cama

para ser

las cosas tibias

que me arropan

ahora que duermo,

ahora que bailo

 

seré las cosas tibias

 

el aceite de oliva

los tomates

 

las cosas tibias

 

seré

 

el abono

 

 

 

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