Omega
El atardecer es un tapiz de sangre
silencio turbio que contiene nuestro engarce
en un bosque de espigados y suspensos rascacielos
dentro de un ovillado gesto ante la muerte que flota como nube
lo violáceo nos corona mientras el viento trae consigo ecos antiguos
Me tocas y en mi cuerpo florece una galaxia nueva
el pausado avance de un tigre de fuego
un vértigo de tiempo que me arrastra violento espiral
como las naves aéreas que surcan el espacio
Pienso en antiquísimos relatos
En el androide que vio naves de ataque incendiándose más allá de Orión
o las centellas multicolor en la oscuridad cerca de la puerta de Tannhäuser
En el hombre que viste la piel de un animal de bellísima cornamenta
y pinta su amor como si fuesen caballos desbocados en una oscura y primitiva cueva
Pienso en relatos que aún no están escritos
El cielo comienza a llenarse de estrellas
Y sé que de alguna forma en algún lugar en otro tiempo
habremos de volver a encontrarnos
Tus ojos en Kuala Lumpur o en Ushuaia
Escucho los aviones partir
Como en la antigua base militar de Yokohama
He vivido al pie de una montaña
En una ciudad donde siempre hay un misterio al amanecer
Mientras caen mis lágrimas
Como la desesperación de un amante enloquecido
Todo arde
Como tus ojos en Kuala Lumpur o en Ushuaia
El estruendo de los aviones
Lo azur del cielo
Amanece otra vez
Estoy temblando
Sé que moriré un día
Enrique Rangel (León, Guanajuato 1974). Autor de los libros Estación Marina (poemas), Convulso, amargo Babel (relatos), Salmo Vertebral (poemas) y Cantata fractal (poemas). Ex director de la publicación Metamorfosis, enfocada a la difusión del teatro, la danza y las letras. Forma parte de diversas antologías de literatura guanajuatense y nueva narrativa mexicana.